lunes, 22 de agosto de 2016

Final Masculina de Balonmano Río 2016

La selección danesa de balonmano masculino se proclamó por primera vez campeona olímpica, tras imponerse en la final por 28-26 a Francia, que no pudo encadenar su tercer oro consecutivo. La clave de la victoria nórdica, por encima de la espectacular actuación de Mikkel Hansen, residió en que los daneses no se vinieron abajo ante el intento de remontada francesa en los minutos finales.
Dinamarca no sólo tuvo que superar al conjunto francés, sino sobreponerse a sus propios errores, como la obsesión de su técnico por jugar con siete jugadores de campo desde el inicio del partido en cada ataque. Si bien creó ciertos problemas a la defensa francesa, también regaló tres goles a puerta vacía, para desesperación del portero Niklas Landin, que casi suplicaba con la mirada el cambio de sistema. Gudmundsson no dió el paso hasta que dos robos consecutivos de Michaël Guigou sin oposición bajó los palos permitieron a Francia situarse por delante en el marcador (10-9) a los 17 minutos.
La táctica se mostró todavía más errónea al comprobar el notable rendimiento ofensivo de Dinamarca cuando se decidió a jugar en ataque seis contra seis, gracias a la estelar actuación del lateral Mikkel Hansen. El jugador danés agrietó con una espectacular serie de lanzamientos, a cada cual más potente y preciso, el muro defensivo francés. Eso permitió llegar a los nórdicos con una ventaja de dos goles (16-14) al descanso.
Mikkel Hansen sólo anotó un gol más en la segunda mitad, tras toparse una y otra vez con el portero Thierry Omeyer, pero el lateral derecho Kasper Sondergaard fue el primero de los secundarios nórdicos en reclamar el foco.
Con Sondergaard en estado de gracia, su equipo logró superar a una desconocida defensa francesa. Claude Onesta tuvo que sentar por momentos a un desesperado Omeyer, incapaz de atajar ninguno de los lanzamientos del lateral nórdico.
Esa efectividad permitió a Dinamarca situarse a doce minutos para la conclusión con una ventaja de cinco goles (25-20). Eso pareció despertar definitivamente al gigante francés, que aprovechando una exclusión del rival se situó a un sólo tanto (26-25).
Pero una pérdida de balón de Nikola Karabatic, tras un espectacular robo de Henrik Toft Hansen, y una falta de ataque consecutivas del francés acabó con las opciones de remontada de su equipo, que debió conformarse con mirar desde el segundo escalón del podio a Dinamarca.
La medalla de bronce fue para Alemania, actual campeona de Europa, que volvió a subir a un podio olímpico doce años después tras imponerse por 31-25 a Polonia en una final de consolación en la que impusieron su mayor poderío físico.

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